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La continuación de la obra de Klopp

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Todo maestro posee un alumno. Toda gran obra tiene un antecedente. El éxito del gran arquitecto siempre será una pesada losa para el encargado de continuar con el legado, por lo que el nuevo triunfo en la continuación no está nunca asegurado. Presión, estar en el centro de las miradas y gestionar una serie de aptitudes y competencias que nunca antes han conllevado tanta responsabilidad genera dudas, nervios, los primeros pasos para el fracaso. Tras toda gran obra, siempre se desea continuar con ella, seguir en la cima pese al desgaste que conlleva mantenerse en lo más alto.

La ciudad minera de Dortmund ha asistido, en los últimos siete años, a una obra cuya grandeza nunca se esperaba. El gran maestro y capataz de conseguir ilusionar a un pueblo del oeste de Alemania tras mucho tiempo a la sombra responde al nombre de Jürgen Klopp. El técnico de Stuttgart nunca fue un jugador excelso técnicamente, fue un defensa de barro. Los blancos pantalones del equipo de su vida, el Mainz 05, casi siempre poseían un oscurecido color por el contacto con la tierra mojada de aquellos campos noventeros. Lo que le faltaba de técnica como jugador lo poseía en forma de sapiencia, sabiduría y capacidad como entrenador. Una personalidad arrolladora, que contagiaba; un carácter humilde curtido en campos de la 2. Bundesliga con el cariño de su Maguncia y un don de gentes que le convertía en un gran gestor de plantillas fueron los factores principales que le llevaron a ser el gran técnico que hoy en día es.

Cierto es que no se puede dejar de lado su gran entendimiento del juego, tanto en el apartado táctico como en el analítico. Pero esos factores se aprenden y se conjugan con sus características personales anteriormente destacadas. El conjunto de todos esos elementos han hecho de él lo que hoy es: una figura idolatrada en Maguncia y en Dortmund. El motivo de su admiración en Maguncia no proviene solamente de su etapa como jugador, sino que como entrenador significó mucho para el Mainz 05. Como primera experiencia importante como técnico, cogió al equipo en la segunda división del fútbol alemán. Su primera temporada al cargo del conjunto maguntino estuvo a punto de ascender a la máxima categoría del fútbol alemán, pero se quedó en el playoff de ascenso. Su segundo año se cerró con una idéntica actuación. Su nivel motivacional llega a cotas solo imaginables si tenemos en cuenta que, tras dos fracasos a las puertas del ascenso, en su tercer año la plantilla no se resintió y logró el ansiado ascenso a Bundesliga.

Dos temporadas fogueándose en el fútbol de más alto nivel alemán sirvieron a Klopp para convertirse en entrenador muy popular en el fútbol alemán: su carácter extravagante, sus apariciones en los medios y el buen rendimiento de su plantilla eran sus principales credenciales. Pese a todo, el Mainz 05 regresó a los infiernos tras dos temporadas en la Bundesliga. Klopp siguió siendo el entrenador del Mainz 05 en la 2.Bundesliga pese a las ofertas de clubes más grandes. El hecho de no conseguir el ascenso desembocó en su salida del club maguntino. Podemos apreciar aquí un carácter bastante calculador de Klopp, midiendo bien los tiempos y la capacidad de sacar más rendimiento de un plantel.

Precisamente, la creencia de no poder sacarle más jugo a la nutrida plantilla del Dortmund es lo que ha forzado su tan sonada salida a final de temporada del club donde se ha convertido en un entrenador cotizadísimo a nivel internacional.

Ha sido en el Dortmund donde Jürgen Klopp ha demostrado que se ha nutrido de muchos entrenadores contrastados del panorama europeo. No ha deshechado ningún estilo futbolístico para aprovechar al máximo la gran plantilla que ha ido formando con el paso del tiempo. Llegó a Dortmund y fue formado un equipo titular plagado de jugadores jóvenes que, poco a poco, le fue dando la razón. Año tras año el nivel creció y llegaron los éxitos. Klopp y su Dortmund han sido admirados en todo el mundo del fútbol. Pero han sido esos mismos éxitos, esa culminación de su obra maestra, la que ha comenzado a devorar dicha creación. El hambre de ganar se fue disipando, el duro golpe de la final de la Liga de Campeones se hizo notar y el poder económico de otros clubes devastó el club fichando los jugadores que habían contribuido a la construcción de un equipo de leyenda.

Pese a todo, Klopp deja una riquísima herencia en su segunda casa futbolística. Dotó al equipo aurinegro de un sistema 4-2-3-1 muy flexible para permitir a sus jugadores una interiorización del juego básica con la cual poder abordar cualquier tipo de cambio táctico en el transcurso de un partido. Todo orientado a que sus jugadores pudieran encontrar las soluciones acertadas con una ejecución rápida que les otorgara superioridad sobre el rival. El juego del Dortmund se reflejaba en la dominación de los tres estilos futbolísticos básicos:

  • El vértigo: el perfil de su plantel y once inicial contribuía a las rápidas asociaciones entre los jugadores. Ataques orientados a llegar arriba lo más rápido posible, superando las líneas del rival y con una movilidad digna y basada en el concept football del Friburgo de Finke, combinada con un ritmo altísimo de juego e intensidad.
  • La dominación: el estilo de Pep Guardiola siempre ha poseído muchos adeptos, pero el Dortmund no tiene nada que envidiar a las fases de posesión de los equipos del catalán. Guardiola siempre ha elogiado esa faceta del conjunto de Klopp, y razones no le faltaban. Los jugadores del técnico de Stuttgart adoptan un rol muy ofensivo según el rival al que tengan enfrente. En algunas ocasiones podíamos ver un conjunto con una presión muy alta para poder robar y recuperar en bloque alto y dominar el partido en el campo del contrario. La gran acumulación de jugadores en ataque, los laterales ofensivos y la calidad técnica de la plantilla favorecía largos tramos de dominación con balón de los hombres de Klopp.
  • La conservación: una faceta que hemos podido apreciar cuando el equipo tenía como objetivo cerrar algún partido o alguna eliminatoria. Esa colocación sobre el campo nos permitía apreciar la riqueza táctica del Dortmund de Klopp sin balón. Bajo un 4-4-2, los once jugadores esperan, en su propio campo y muy juntos, la oportunidad de salir con velocidad para hacer daño al rival al contragolpe.
LA LLEGADA DEL APRENDIZ

Thomas Tuchel nació en Krumbach, localidad que pertenece a la región de Suabia. Desde muy joven estuvo relacionado con el mundo del deporte en general y con el fútbol en particular. Como jugador, su carrera fue efímera. Jugó en clubes de categorías inferiores como el Stuttgarter Kickers y el SSV Ulm, hasta que una lesión crónica le impidió seguir practicando el deporte de su vida. Al no poder practicarlo, decidió estudiarlo y convertirse en entrenador. Su carrera como técnico comenzó como entrenador del equipo sub-19 del Stuttgart y, más tarde, como coordinador de las categorías inferiores del Augsburgo. Parece escasa esa experiencia para que un equipo de la Bundesliga pudiera llamarle a filas, pero para los dirigentes del Mainz 05 fue suficiente. Buscaban una apuesta por la cantera para generar una estabilidad ausente en el club y la encontraron en Thomas Tuchel, el aprendiz del que sigue siendo el ídolo de la ciudad.

Su primera temporada al cargo de la entidad de Maguncia fue un éxito, al conseguir mantener al club de media tabla hacia arriba (novena posición). La progresión de su Mainz fue a más. En su segundo año consiguió clasificar al equipo en una quinta plaza increíble. El rendimiento que Tuchel estaba ofreciendo estaba por encima de las expectativas creadas. Fue otorgando oportunidades a jóvenes jugadores y a canteranos como Szalai, Schürrle, Holtby o Fuchs. En la temporada 2011-2012 se produjo un bajón deportivo fruto de su participación europea y por la pérdida de varios de los jugadores que más estaban destacando en el equipo (Schürrle y Holtby). Sin embargo, Tuchel siguió apostando por la juventud y Allagui, Choupo-Moting, Müller o Kirchhoff ocuparon los puestos de las bajas y se fueron asentando en el equipo poco a poco.

La temporada 2012-2013 fue de idéntico resultado para el Mainz. La escuadra alemana quedó en la 13ª posición por la presencia de jugadores nuevos, pruebas constantes y rotaciones para encontrar el equilibrio perfecto tras periodos estivales llenos de bajas. No logró encontrar un claro equipo titular, por lo que la plantilla tampoco consiguió rendir con regularidad. En la temporada siguiente el equipo consiguió encontrar el equilibrio perdido dos campañas atrás, con un once titular claro y definido: Karius; Pospech, Noveski, Bell, Junior Díaz; Geis, Mortiz; Choupo-Moting, Koo, Müller; Okazaki. Muchos de los jugadores nombrados anteriormente consiguieron un puesto en el once titular tras algunos años progresando con Thomas Tuchel. La temporada pasada logró clasificar al Mainz para competición europea –cayó en las rondas previas de la Europa League–, pero el rendimiento del club no fue el que se esperaba, por lo que decidió abandonar el barco.

Tanto Klopp como Tuchel comparten conceptos como el gusto por dar oportunidades a los jóvenes para el primer equipo o una filosofía de juego muy ofensiva sin descuidar el apartado defensivo. Los dos apuestan por las transiciones ofensivas muy rápidas y por la acumulación de bastantes jugadores en el campo rival. Menos melena, sonrisa algo más tímida, pero una misma pasión y gusto futbolístico hacen que Tuchel sea el aprendiz ideal del gran maestro Klopp. Thomas ha superado con nota la prueba inicial en Maguncia, ahora solo queda ver si puede continuar la gran obra que su maestro dejó construida en Dortmund. Evitar que se derrumbe y devolverla a su máximo esplendor con nuevos cimientos y materiales es su principal cometido.

* Christian Sánchez.



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